El centro de Piura estuvo casi desolado

No sé si será por el clima, las temperaturas más bajas que recuerde, o si será por la falta de dinero y hay que quedarse en casa a ver televisión, o porque es verdad que estamos creciendo económicamente y la gente sale a hacer turismo, el hecho es que el centro de nuestra ciudad estuvo casi desierto.

Acompañado de un practicante de  Fotografía, salimos a recorrer la ciudad en estas fiestas. Ya casi al mediodía, el sol apareció un poco tímido. El centro lucía casi vacío, la mayoría de negocios estaban cerrados, una que otra persona caminaba por las avenidas Grau, Loreto y Sánchez Cerro. Los ambulantes también se fueron de jarana, eran contados los que salieron a trabajar.

Encontramos a un señor vendiendo banderas, acompañado de dos menores, al parecer sus hijos, quiso huir cuando lo abordamos, pensaba que lo queríamos acusar con las autoridades para que no invada el centro con su mercadería. Uno de sus compañeros grita: no tomes fotos, nos quieres ca…. Luego se retractó y aceptó contestar las preguntas. César Gómez, como dijo llamarse, reveló que sólo había vendido siete banderas en todo el día. Después se iría a su casa a ver televisión, no hay plata para celebraciones.

Seguimos caminando por la Av. Sánchez Cerro, entramos por la calle Tacna y sólo encontramos algunas zapaterías abiertas, pero igual sin clientes. Hasta que llegamos a la heladería El Chalán, en el local de la Plaza de Armas. Fue el único establecimiento que estaba lleno de gente. Pedimos un jugo, mientras tomamos fotos, escuchamos el “floro de Alan”. Que la pobreza bajó a 34%, que la desnutrición infantil se redujo a 18%. ¿Le creerán los niños Pacaipampa y Ayabaca? En fin, nadie le hace caso, los clientes preferían conversar y disfrutar de sus helados.

Intentamos hablar con los propietarios. Hablamos con uno de los trabajadores, nos aseguró que las ventas aumentarán en Fiestas Patrias, pero nos pidió que habláramos con el señor Segundo. Éste nos dijo que debemos hablar con los dueños, nos pidió esperar y entrar en una oficina. Al rato salió y dijo que no nos podían atender porque están muy ocupados. .

De regreso a mi casa le pregunto al taxista, pasadas las 2:00 de la tarde. ¿Qué tal el día? “Mira joven, está pésimo, muy bajo, ni el sol ha salido”. ¿Y cuánto lleva? “26 soles, cuando otros años a esta hora llevábamos 60 a 65 soles, la situación está difícil”, asegura y pisa el acelerador.
Cuando pasábamos por la agencia Eppo, vimos que estaba abarrotada, la gran mayoría de los viajeros partió a Máncora

Deja un comentario